Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Dos palabras, nada más que por cortesía al Sr. Marqués del Pazo de la Merced. Le agradezco a S. S. sus buenos propósitos y los buenos oficios que en este momento ha prestado; pero debo decirle que yo no he declarado que se haya cometido error, y además que no ha habido violación de ningún artículo del Reglamento. Lo que ha habido es, la interpretación de un artículo del Reglamento, en cuya interpretación podemos no estar de acuerdo S. S. y yo, o S. S. y el Presidente, pero con el mismo derecho con que S. S. lo interpreta en un sentido, con ese mismo derecho lo interpreto yo en el otro. Su señoría cree tener razón; yo creo tenerla también, y en este concepto y en ese estado las cosas, suele ser la Mesa la que resuelve, como la Mesa es la que ha resuelto la interpretación del artículo tal y como lo entendemos, lo mismo los individuos que han presentado la proposición como el Gobierno. Claro es que la Mesa está en su derecho dando la palabra al autor de la proposición. Así no se establecen precedentes de ninguna especie.

Por lo demás, si el precedente fuera malo, yo no soy amigo de que los precedentes malos se sigan; si el precedente es malo, no vale para nada. Lo que puedo asegurar al Sr. Marqués del Pazo de la Merced, de ahora para siempre, es que tan celoso he de ser yo como S. S. del cumplimiento de todos y cada uno de los artículos del Reglamento.

Su señoría ha entrado en el fondo del asunto, y como para eso hay tiempo, no creo necesario que en este momento nos ocupemos de la proposición. El Sr. Romero Girón la apoyará, se tomará o no en consideración; se presentará otra proposición, si la mi[no]ría lo tiene a bien; después vendrá el debate y en él podrán exponer SS. SS. todas las consideraciones que juzguen más convenientes a la defensa de su derecho.